jueves, 4 de septiembre de 2008

¿Nos gusta que nos hagan sufrir?

¿Nos es más atractivo alguien que nos hace sufrir, que no se porta bien con nosotros que alguien que hace todo lo contrario?

La respuesta, al menos de momento, a esta pregunta es que sí. Si esa persona especial nos habla por el messenger o recibimos una llamada o sms suyo, no pasa nada. Ya no le necesitamos para nada y nos sentimos muy bien porque, por fin, hemos superado aquella historia. Todo ha cambiado y, quizás, ahora las tornas han cambiado, pero entonces serás tú fuerte y no le dejarás pasar más allá de tus oídos. Sin embargo, si al día siguiente eres tu quien saluda por el messenger o envía un sms por cortesía y no recibes contestación: no puedes parar de rayarte y pensar en esa persona. Se porta mal con nosotros y en lugar de odiarle y despreciarle, no puedes hacer nada más que pensar una y otra vez lo perfecto que es.

He visto caso de todos los tipos y desde luego esta es mi conclusión. Da igual lo mal que nos lo hagan pasar, pueden sernos infiel, no hacernos caso, engañarnos con todo tipo de cosas, dejarnos plantados en cualquier sitio, desaparecer, dejarnos sin dejarnos... pero todo da igual, es más, con estas acciones ¿nos enamoramos más?

Tras unos cuernos, un número de teléfono borrado, un plantón y un saludo sin contestación sólo en esta semana he llegado a esta conclusión (evidentemente no todo me ha pasado a mí): cuánto más daño nos hacen, más nos gustan. Sin embargo, si de repente alguien cambia y se enamora de nosotros, quiere conquistarnos, nosotros lo dejamos pasar, somos malos. Así, ¿cómo vamos a encontrar el amor? Esto se complica...

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